60 REGLAS DE ORO PARA IMPARTIR CLASES
Adaptado de Herbert C. Friedman,
Fifty-Six Laws of Good Teaching, Journal of Chemical Education
1.
Elige
un buen libro de texto, pero no lo sigas en clase.
2.
Organiza
lo que vas a explicar, pero no seas esclavo de ese orden.
3.
Revive
siempre tu materia, de esa forma siempre será
actualizada, grata, y espontánea.
4.
Que
tus clases sean espontáneas, pero no improvises conocimientos.
5.
Comienza
y termina siempre puntualmente.
6.
Empieza
cada clase con un esquema; la falta de vocabulario perjudica
menos a un alumno que el no saber lo que le aguarda.
7.
Nunca
esperes que tus alumnos aprendan o entiendan algo que tú no aprendiste o comprendiste.
8.
No
pienses que la atención a los detalles compensará la
falta de perspectiva.
9.
Nunca
abrumes a los alumnos con una exhibición de tu erudición; los
alumnos están menos interesados en lo que tú sabes que en lo que puedan
aprender.
10. No te enorgullezcas de saber más que
tus alumnos: ellos no eligieron nacer después de ti.
11.
Admite
tu ignorancia, pero sabiendo distinguir la tuya de la de los demás.
12. Nunca iguales la ignorancia o falta
de conocimiento de tus alumnos con la estupidez.
13. No te aprendas de memoria tu clase,
salvo los números o datos que no puedas recordar.
14. Relaciona las clases con los
acontecimientos y ejemplos que proporciona la realidad de los estudiantes y su
medio ambiente.
15. Ten esquemas o notas a mano, pero
no las uses; un buen actor no necesita apuntador.
16. Evita las diapositivas: mejor
equivocarte siendo espontáneo que no cometer errores siendo aburrido. Además
fomentan el absentismo.
17. Evita la exposición monótona:
el interés de los alumnos debe dirigirse a la materia, no a tu voz.
18. Emplea una velocidad de exposición
adecuada: las sentencias tipo oráculo producen aburrimiento y
la verborrea, confusión.
19. No supongas que la utilización de una
palabra o idea una sola vez hace que los alumnos la asimilen:
las llamadas a su inteligencia requieren conceptos, no amenazas ni
intimidaciones.
20. Evita repetir las mismas clases;
si lo haces, mírales para saber si te siguen.
21. Contesta las preguntas lo mejor que
puedas. La pregunta
rara vez procede de un sujeto, y no es una interrupción, sino un desafío
para canalizar la respuesta hacia la materia que pueda.
22. La diferencia entre dar clases y
actuar radica en quien va primero, si el tema o las palabras.
23. Utiliza cuestionarios de exámenes
como parte importante de tu enseñanza; los alumnos
abordan la materia basándose en el tipo de preguntas que se les ofrecen.
24. Supón siempre que estás impartiendo
tu clase porque lo que desean los alumnos es aprender y no aprobar exámenes.
25. Nunca preguntes en un examen lo que
no les pediste que aprendieran durante las clases.
26. Nunca digas a tus alumnos que sean
responsables y que aprendan un tema; la responsabilidad con respecto al
aprendizaje es un deber de los demás y no de uno mismo. El límite entre la
obediencia y la autoestima es ciertamente estrecho, pero claro.
27. Ser competente es algo que procede
siempre a ser popular.
28. Alaba al alumno por sus logros, no
le condenes por sus fallos.
29. Nunca digas un chiste por decir, sino
sólo al ser vicio de lo que estás enseñando.
30. Jamás te rías de tus alumnos, ríe
con ellos.
31. Nunca te burles de tus alumnos,
salvo que quieras que se burlen de ti.
32. Toma siempre tan en serio a tus
alumnos como quieras que ellos te tomen a ti.
33. No seas demasiado serio dando clase: piensa
lo enormemente divertido que es el que tus alumnos estén interesados en lo que
les están explicando.
34. Nunca pierdas el control delante de
tu clase; tus alumnos no están interesados en tus emociones
privadas.
35. Trata a tus alumnos con respeto y
educación porque no lo confundirán con blandura.
36. Recomendable el uso de la tercera
persona y el usted cuando se dirige al alumno.
37. No confundas la familiaridad por
parte del alumno con falta de respeto, ni el
desacuerdo personal con antipatía personal.
38. Mira a los alumnos cuando les das
clase; el techo y el suelo no están interesados en lo que
explicas, ni tampoco el encerado.
39. No supongas nunca que tu asignatura
es la única.
40. No supongas nunca que un alumno que
se duerme en clase está aburrido o carece de interés por tu asignatura; talvez se pasó toda la noche estudiando otra
materia.
41. No empieces rápido y termines lento:
eso demuestra que se te acabó la materia.
42. No empieces lentamente y termines
lentamente: lo único que conseguirás será dejar exhaustos a
tus alumnos.
43. Cada asignatura tiene su propio
lenguaje; el buen profesor es aquel que enseña siempre
lenguaje, y no simplemente palabras.
44. No supongas nunca que el que los
alumnos se queden sumidos en el silencio significa que lo han comprendido
absolutamente todo; quizás lo que sucede es que se
sienten confusos.
45. Nunca olvides reforzar un término o
concepto escribiéndolo en la pizarra y repitiéndolo para que el
alumno tenga la oportunidad de anotarlo, pero jamás, jamás, repitas cada frase:
el resultado de esa repetición al pie de la letra es dar la mitad de la clase
en el mismo tiempo.
46. No confundas dar clases con dictar:
lo primero es un proceso creativo recibido y elaborado activamente por el
alumno y lo segundo, un ejercicio mecánico anotado pasivamente para tratar de
comprenderlo más adelante.
47. Nunca seas tan simple para caer en la
trivialidad, ni tan complicado como para ser oscuro;
una clase clara e inteligible no tiene por qué ser simple, ni una profunda,
ininteligible.
48. Actúa con la convicción mediante
gestos y tonos de voz de que lo que enseñas tiene importancia, aunque no seas
capaz de demostrarlo.
49. Termina tu clase exhausto y radiante;
sin esos sentimientos, tu clase no fue impactante.
50. La inteligencia se mide más por la calidad
que por cantidad de aprendizaje.
51. No esperes una capacidad infinita de
aprendizaje por parte de tus alumnos: la
saturación de la mente viene limitada más por la fisiología que por la
inteligencia. La inteligencia es la capacidad de lograr el máximo aprovechamiento
dentro de las limitaciones fisiológicas o condicionantes de la mente.
52. Nunca pierdas el control delante de
tu clase; tus alumnos no están interesados en tus emociones
privadas.
53. No te burles de la originalidad
brotada de la ignorancia.
54. El máximo desafío de la enseñanza es
retener el entusiasmo del alumnado pese a sus crecientes conocimientos. Un
buen profesor fomenta la creatividad y el pensamiento en vez de la información.
55. Los profesores no dan nota;
los alumnos las ganan.
56. No confundas enseñar bien con
examinar bien o calificar bien. Dar una clase es una cosa y
examinar y calificar, otras; un buen profesor debe dominar las tres.
57. Fomenta al aprendizaje cooperativo.
Aprender y trabajar en equipos también contribuye a mejorar las relaciones
entre los estudiantes.
58. Respeta las ideas y los derechos de
los estudiantes.
59. Fomenta la creatividad y el
razonamiento crítico. Respete su expresión y la
manifestación en el aula.
60. Crea en el salón una atmósfera
democrática. Enseña a expresar las ideas propias y a respetar
las de los demás. Fomenta el debate y el diálogo.
