Vertiginosa, emocionante
y adictiva
El libro de este autor desconocido ha dejado mareados
a muchos lectores, empujados por el intenso marketing
que circula sobre él en las redes sociales. Y a decir verdad, a la mayoría de opiniones
que lo favorecen, le sumo esta otra, que es propia de mi modesta autoría:
Pues bien, la historia que nos trae Jöel Dicker aborda
los acontecimientos que llevan al asesinato de una adolescente (Nola Kellergan)
y los posteriores eventos que conmocionan al pequeño pueblo norteamericano donde
vivía, treinta y tres años después de su desaparición. Un autor frustrado
(Marcus Goldman), tratando de escribir su mayor éxito literario se ve inmerso
en los terribles sucesos que encierran el horrendo crimen, y se acusa a su
mejor amigo (Harry Quebert) de haberlos cometido. Entonces hará todo lo posible
por encontrar al verdadero culpable y así evitar su injusta condena.
Este thriller
de tipo policial (no tan clásico, diría) se presenta en forma novedosa, alejándolo un
poco del género narrativo en cuestión, ya que se mezcla el complejo marco
investigativo con una fascinante historia de amor (revivida durante los oportunos flashbacks que se suceden) y los continuos acosos del ambiente laboral en que se encuentra inmerso el protagonista. Además, la
forma del texto intenta alternativas creativas como numerar los capítulos comenzando
por el último e iniciando cada uno de ellos con una breve introducción que
traza pautas para aquellos que deseen convertirse en buenos escritores de
ficción. Quizá no ha habido ánimo para engrosarlo, pero de esta manera, el
libro ha acabado bastante gordo. No obstante, el manejo de la prosa ágil y los
constantes giros argumentales facilitan al lector avanzar con celeridad por las
páginas (como debe ser).
La novela muestra todo tipo de situaciones: desde el
más oscuro suspenso, el más apasionado romance (logrado con numerosos clichés) y pasando por escenas bastantes cómicas, inclusive
trastocando sutilmente el horror, poniendo así al lector a bordo de un vertiginoso carrusel
de emociones. La trama ata todos los cabos sueltos y así tenemos una historia bien
pensada que queda completamente redonda. El desarrollo de ésta queda pródigamente
desperdigada en tres épocas distintas, mas el hábil autor vuelve sobre sus
páginas una y otra vez (aportando al grueso), evitando así ambigüedades
temporales.
Los personajes están bien logrados, notándose un
marcado énfasis del autor en presentarnos a la joven Nola para que quede definitivamente
clavada como una astilla en nuestra memoria (la llegas a amar y odiar intermitentemente durante todo el relato), consiguiendo de tal forma una memorable
caracterización de este personaje en particular, tratado con la brillantez literaria
necesaria para tal propósito.
En fin, La
verdad sobre el caso Harry Quebert me ha dejado un fresco sabor a menta,
recomendable para los que gustan de una buena lectura y más aún para los
amantes de las novelas de misterio.