Tan sencilla y profunda como el mar
                    1er. lugar Concurso de lectura "Maestro que lee, alumno que lee"
Cuando lo simple y lo intenso hayan el balance adecuado se obtienen resultados sorprendentes. Es lo que ha pasado con el autor estadounidense Ernest Hemingway y la última novela que publicó en vida: El viejo y el mar. Por su estilo llano, este relato ha ganado una rápida popularidad entre lectores de todas las edades y épocas, afianzando lo que la crítica de aquel entonces auguraba, que se convertiría en un clásico de la Literatura universal. De hecho, la Academia Sueca alabó la obra de Hemingway otorgándole el Premio Nobel de la Literatura.
El viejo y el mar nos cuenta la historia de Santiago, un viejo pescador cubano aficionado al béisbol, el cual, tras casi tres meses de infortunios en el mar Caribe, y animado por su joven compañero Manolín, al fin logra atrapar un gran pez atravesando una serie de dificultades. Los hechos transcurren de la forma siguiente: 
  • Partida (ADVERTENCIA: AVISO DE SPOILER)
  • Travesía (ADVERTENCIA: AVISO DE SPOILER)
  • Regreso (ADVERTENCIA: AVISO DE SPOILER)
La sencillez con que el autor narra los hechos (alejado de toda grandilocuencia retórica), es una estratagema formidable que, sin querer, disimula sutilmente la profundidad del pensamiento y las magníficas enseñanzas que encierra en su interior esta parábola genial. Se destacan en ella la gallardía, la perseverancia, la humildad, el optimismo, la nobleza, la solidaridad y demás valores universales que son plasmados en forma pulcra, y casi pueril, en las acciones de los personajes, con los cuales los lectores se sienten identificados al ver representadas sus propias vidas a través de ellos. Además, la obra transfiere al lector la intensa evolución emocional por la que atraviesa el personaje principal a lo largo de toda su travesía, como si de prosa poética se tratase.


No nos olvidemos de las cuestiones que nos plantea Hemingway por medio de este relato: dibuja una pujante sociedad latinoamericana que rechaza el fracaso de manera categórica, afrontando las problemáticas que presenta la vida, sobre todo aquellas que vienen con la vejez, tema tratado francamente (y así lo entiendo yo), al que el autor hace particular énfasis, motivado quizá por la propia experiencia personal del mismo, quien cumplía cincuenta y tantos al momento de la primera publicación.
Habría que ser realmente mezquino si se enfoca uno a pensar  en la insuficiencia descriptiva de los paisajes, las tradiciones de la población pobremente abordadas y el desprolijo retrato del contexto social, ya que como una fábula en sí, el autor trata de enviar un mensaje, claro y preciso, sin ánimos de engrosar el manuscrito ni de distraerse en asuntos triviales distantes al punto neurálgico que se persigue.
Concluyo diciendo que El viejo y el mar, a pesar de su aparente sencillez, siendo así una lectura agradable, ágil, inspiradora (recomendable para cualquier tipo de público), además de su intensa carga emotiva, logra enteramente el propósito de invitar al lector a una seria reflexión de la propia vida: aceptar las dificultades y enfrentarlas con entusiasmo.
Le doy un 8 de 10.
H.G.