Intrépida, ágil, atropellante: al estilo de los grandes

El auge que el escritor peruano Mario Vargas Llosa ha adquirido para finales del 2010, a propósito de ser galardonado por la Academia Sueca con el premio Nobel de Literatura de este año, es lo que más me ha motivado a «devorar» este libro, esta historia. Vi la cinta «La fiesta del chivo» también, inspirada en su obra homónima y me pareció muy intrépida la trama entrecruzada de la vida de los personajes y los giros temporales de la historia, de manera ágil, al estilo García Márquez.

En el caso de El sueño del celta el personaje sobre el cual gira toda la trama es el mítico Roger Cassement «el celta» y su controvertida y agitada vida de «sueños» y aventuras por el Congo y La Amazonia.

La novela, tiene un interesante comienzo, propia de los grandes autores, que atan a los lectores y los llevan de la oreja hasta no ver el punto final. A lo largo de la misma, a veces se confunde la trama de una ficción con el estilo de un ensayo histórico —no inscribiéndose así, a mi parecer, en el Boom que lo destacó para los años 70, acercándose, más bien a un solemne tono de protesta social de corte político-diplomático—. Además, pese a lo controvertido del personaje histórico —por sus malsanas prácticas sexuales, digo―, parecería a manera de panegírico queriendo reivindicar su figura de mártir y héroe patriótico.

A manera de comentario, un punto a favor, comercialmente hablando, es el tema del homosexualismo (siempre condenable) que se trasluce en la novela, ya que el mismo está en boga en estos tiempos. Los diálogos empleados por los personajes son inteligentes y el lenguaje empleado por el autor es retórico, culto, con un original uso de metáforas y símiles. La novela termina de manera elegante.

En sentido general, El sueño del celta no me ha decepcionado y añade a Mario Vargas Llosa un peldaño más a su pedestal de ser uno de los grandes de la literatura hispanoamericana de finales del Siglo XX e inicios del XXI.

Le doy un 7 de 10
H.G.