Dallas frustró la “corona del Rey”

Dallas Maverics fue coronado anoche campeón de la NBA por vez primera en la historia de la franquicia. Dirk Nowitski fue elegido el MVP de las finales.

El equipo de Marc Cuban durante la temporada regular hizo un buen trabajo, lo que le mereció ser incluido en la postemporada. Una vez allí, encontraron una sintonía mucho más ajustada que en la regular, demostrando una vez más que el básquetbol es un deporte de conjunto y no de individuales: la combinación comandada por Dirk, el supertalentoso alemán, con la veteranía de un Jason Kidd, en la postrimería de su carrera, el rudo vigor de un Tyson Chandler en asenso, la valentía de Jason Terry y la precisa ejecución de Shawn Marion, que junto al extraordinario desempeño de la banca, con el boricua José Juan Barea a la cabeza, aportando sus asombrosos triples y asistencias, fue suficiente para quedarse con la presea del mejor básquetbol del mundo.

Sería el segundo enfrentamiento que tuvieran estos dos equipos en una serie final desde la última vez que se vieron las caras en 2006, igualando la marca a uno por bando. Recordemos que Miami se alzó aquella vez sobre Dallas, cuando el binomio Shaq-Wade impuso su dominio. Más no en esta ocasión.

El factor “James”

A Dallas lo de Dallas y a LeBron lo de LeBron

Repasemos los hechos: Lebron James, uno de los mejores jugadores de la NBA, con hambre de título, abandonó Cleveland luego de ocho años tratando de conseguir el campeonato, llevando a cuestas al equipo, que nunca había visto la luz de unas finales de liga, hacia una serie, que frustró el la corona del Rey. Éste decide unir sus talentos entonces al Miami Heat, junto a Dwayne Wade y al coloso de Toronto Raptors, Chris Bosh, formando el denominado fenómeno “Big Three”. Digo fenómeno porque también Boston lo experimentó, cohesionando a tres grandes estrellas en un solo equipo, Garnet, Pierce y Allen. Los Celtics alcanzaron el título en dos ocasiones consecutivas, dando muestras de que la fórmula de individualismo en el básquet sí funcionaba. Pues asimismo el Heat de Miami intentaba conseguirlo creando una gran expectación alrededor de todo universo basquetbolístico.

Durante el inicio de la temporada regular, el “big three” de Miami lució flojo, pero ya entrada en calor la temporada, el Heat halló su mejor acoplo entre sus tres mastodontes causando grandes estragos. Llegaron los Playoffs y el trío seguía implacable. Se enfrentaron a los campeones Celtics que querían el “Three-peat” pero acabaron derrotados fácilmente por la superioridad de los monstruos de Miami. Hasta que alcanzaron las finales versus los Dallas Maverics.

Las finales

Durante toda la temporada, incluyendo las finales, la prensa hacía lo suyo. Comparaban a Lebron James con Michael Jordan constantemente cuestionando si éste alguna vez podría romper el mito del Mejor Jugador de Todos los Tiempos y sustituirlo. Además, reclamaban mejor desempeño de parte del Rey, intentando el absurdo de poner a Wade, Bosh y James contra sí mismos por la supuesta falta de liderato en el equipo, influenciando directamente la psicología de LeBron, autopresionándose ingenuamente. La falta de un armador eficaz hacía mella, pues la pobre labor de Mike Bibi, adquirido para desempeñar la labor, no tuvo el efecto esperado. Otro factor que intervino, fue el arbitraje. Hubo jugadas claves, durante momentos importantes de algunos partidos de la serie final, en los que silbatazos muy controvertidos decidieron prácticamente la victoria poniendo entredicho las decisiones de los jueces luego de verificar las acciones a cámara lenta.

Lo cierto es que sobre el triunfo de los Maverics, la derrota del Miami Heat pesa mayor interés. Si bien, no alcanzaron el título, demostraron ser unos aguerridos gladiadores que en la próxima temporada seguirán siendo serios candidatos al título de la NBA.