4.  Cuida tu salud.
Cuidar tu salud mejora tu rendimiento en los estudios, así como tu calidad de vida. Tu cuerpo es un regalo de Dios, y lógicamente debes cuidarlo. Imagina ahora que tienes un automóvil pero que nunca sacas tiempo para mantenerlo en buen estado: como es de esperar, tarde o temprano empezará a fallar. Lo mismo puede sucederle a tu cuerpo. ¿Qué tipo de “mantenimiento” debes darle?
·  Descanso. Si duermes poco te ves demacrado, te sientes sin fuerza y atontado, y con el tiempo te puedes deprimir. En cambio, descansar lo suficiente te renueva las energías; además, acelera tu crecimiento, mejora el funcionamiento del cerebro, refuerza el sistema inmunológico y aumenta tu bienestar emocional. ¡Tantos beneficios con tan poco esfuerzo!
Sugerencia: procura acostarte temprano a la misma hora todas las noches.
·  Buena nutrición. Los adolescentes crecen con rapidez. De hecho, entre los 10 y 17 años, casi todos los muchachos duplican su peso corporal. También las muchachas dan un estirón. El cuerpo en crecimiento exige grandes cantidades de “materia prima” y energía. Por eso, proporciónale a tu cuerpo la nutrición necesaria.
Sugerencia: No te saltes el desayuno. “Llenar el tanque” antes de clases es beneficioso para la concentración y la memoria a corto plazo.
·  Ejercicio. El ejercicio físico ayuda a que todo el cuerpo esté sano. El ejercicio fortalece los músculos y los huesos, aumenta la resistencia, contribuye a regular el peso, mejora la capacidad mental, incrementa el sistema inmunológico, alivia el estrés, levanta el ánimo y, encima de todo, puede ser entretenido si practicas actividades que te gustan.
Conclusión: dormir lo suficiente, comer bien y hacer ejercicios moderados mantendrá tu “motor” en buen funcionamiento: esto, a su vez, te permitirá rendir más en clase. ¿Por qué no comenzar desde ahora? Inicia un programa equilibrado de ejercicios. Lleva un registro de tus hábitos de sueño y alimentación durante un mes y observa donde tienes qué mejorar. Los alumnos comentan: “Después de una caminata me siento con más energía, incluso si al comienzo estoy cansado”. “Mi lema es: Dios hizo los alimentos para que sean el combustible para el cuerpo, y yo quiero echarle a mi cuerpo el mejor combustible”. “Tres veces a la semana salgo a correr o andar en bicicleta. El ejercicio me da más energía y me quita el estrés”.