¡Shakespeare-monumental!
Para hablar de William Shakespeare hay que respirar profundo y tomarse su tiempo. Nos referimos al autor más citado, de seguro, de toda la Literatura escrita hasta la fecha. El más influyente, original y prolífico dramaturgo que ha parido Inglaterra. Sus dramas, comedias, pero sobre todo sus tragedias, han cautivado a las generaciones posteriores en todo el planeta con los singulares personajes que ha inmortalizado: Macbeth, Otelo, Romeo y Julieta, son sólo algunos de los nombres que titulan sus libretos, los cuales han sido representados en la mayoría de escenarios posibles, incluyendo la televisión  y la gran pantalla, convirtiéndose así en clásicos imperecederos. No hay que olvidarse de que aparte de producir obras de teatro, Shakespeare también compuso una valiosa antología poética y algunos textos en prosa… todo un genio versátil de la tinta y el papel.
Pues bien, la editorial española Austral nos trae una interesante edición ampliada de una de las obras más memorables de Shakespeare: La tragedia de Hamlet, príncipe de Dinamarca, o simplemente Hamlet, como han impreso en la cubierta, pues desde hace mucho, es mayormente conocida por este título. Este relato nos cuenta los sufrimientos y desvaríos de un príncipe que se ha quedado huérfano de padre, y que vive ahora bajo la tutela del tío, quien sorpresivamente se convierte en rey al casarse con la madre viuda, a dos meses del fallecimiento de su marido. La embarazosa situación (que solamente se le ocurre al ingenio de Shakespeare) genera toda clase de rumores tras los muros del reino, cuyas fronteras, además, se ven amenazadas por una invasión enemiga. Hamlet, siguiendo los mandatos de un fantasma, trata de averiguar la verdad sobre las sospechosas circunstancias que rodean a la muerte de su padre.
Las páginas de esta edición están precedidas de una introducción histórica de la obra, que nos sitúa en el contexto en que fue inspirada y una nota preliminar sobre la traducción y pasajes anónimos que aparecieron en la época de su publicación, cuyos textos se incluyen en la parte final para el enriquecimiento de la misma y una mirada alternativa a la panorámica de la ficción, además de contar con una guía de lectura y un cuadro cronológico de las obras de Shakespeare. El guión, íntegro y traducido al español, comprende notas aclaratorias de los editores al margen. La trama comprende cinco actos, cuya secuencia narrativa podríamos resumir como sigue: 
  • Inicio (ADVERTENCIA: AVISO DE SPOILER)
  • Nudo (ADVERTENCIA: AVISO DE SPOILER)
  • Desenlace (ADVERTENCIA: AVISO DE SPOILER)
Hay mucha tela por donde cortar si mirásemos a Hamlet de cerca. Centrándome sólo en el argumento, diría que resulta más que plausible imaginar semejante, y hasta descabellada, la idea de un magnicidio de singulares proporciones, las circunstancias en que se produce y el imposible y trágico desenlace en que culmina la trama, la cual va suscitando un amplio abanico de emociones mientras se teje, natural y paulatinamente. Salvo el apresurado giro final, que resulta algo intrincado y atropellante, de igual manera desconcierta al lector en forma alucinante.

También cabe apuntar la gama de facetas que adoptan los personajes, incluyendo al mismo Hamlet, quien, como todo un actor, simula convincentemente (burlando inclusive al lector) cierta bipolaridad, las motivaciones que los llevan a actuar y sus personalidades y enfoques psicológicos, los cuales se convierten en individuos inolvidables que se graban en la memoria tan significativamente, tanto como si fuesen conocidos en alguna experiencia cotidiana del pasado reciente.
Fascina el lenguaje que emplea Shakespeare en su obra. Se coloca en un punto ideal entre la refinada retórica cortesana de la época y el tono coloquial más ameno, haciendo de los parlamentos una lectura agradable a la comprensión y delicada para los sentidos. Colmada de figuras magistrales de toda índole, hacen de Hamlet una amplia cátedra literaria para autores de cualquier género e idioma.
Las temáticas que aborda la tragedia: la venganza, la muerte, la traición, el amor, la política, entre otras, son de tal profundidad que han llevado a numerosos filósofos de diversos dogmas hasta académicos de distintas latitudes a producir complejos argumentos, extensos ensayos y protagonizar enardecidos debates referidos a la obra shakespiriana, nutriendo de contenido a muchas áreas del saber y demás artes y ciencias afines.
En resumidas cuentas, debo asegurar que cuando hablamos de Hamlet, nos ponemos de pie ante un gigante monumento que por su pensamiento, creatividad, calidad, entretenimiento… de cualquier ángulo en que se mire, engalana la más fina pureza de las letras, ennobleciendo lo mejor del lenguaje humano.

Le doy un 10 de 10.


H.G.