Realismo incisivamente rural
• Segunda parte
(ADVERTENCIA: AVISO DE SPOILER)
En la segunda parte, florece un período de calma en El Pino. El
soldado herido, de nombre Momón, entretiene a Juan y a Pepito con mil
historias, mientras su salud degenera progresivamente hasta fallecer. Luego
de varias semanas, reaparece la Mañosa, maltrecha, con un jinete que les
cuenta cómo José Veras le ordenó devolverla a su dueño después de haberla
robado. Al poco tiempo, una familia peregrina encuentra reposo en casa de
Pepe, para luego continuar su emigración hacia tierras lejanas al ser
despojada de su hogar, producto de la guerra. Más tarde, retorna a la
aldea uno de los hijos de Dimas en condiciones deplorables de embriaguez,
y, al cabo de varios días, llega también José Veras, quien huía de la
furia de los hermanos del hombre a quien había ultimado en venganza por la
apuesta. Surgen, entonces, nuevas sospechas de que la guerrilla de Fello
Macario se reagrupa para lanzar otra ofensiva. Pepe decide esta vez alojarse
con su familia en las afueras del Pino hasta haber finalizado la inminente
batalla. El cruento conflicto bélico ocurre en la madrugada, prolongándose
hasta el amanecer, ahora resultando vencedor el ejército revolucionario; Fello
Macario es proclamado gobernador de la ciudad. Pepe, ya establecido nuevamente
en el Pino, interviene para evitar el fusilamiento de cinco soldados
prisioneros a quienes reconoce como vecinos, no obstante son ejecutados
por el sanguinario general Monsito Peña. En casa, todos se lamentan tras
enterarse de la desdicha.