5. «Ventana de oportunidades»

Cada inteligencia, de las varias que poseemos, tiene su «ventana de oportunidades», claramente definida, y aunque esas ventanas se abran y se cierren al mismo tiempo para todas las personas, su apertura y su cierre dependen mucho de cada inteligencia en especial.

El cerebro humano es más o menos como una casa heredada con nueve ventanas distintas, cada una de ellas con un momento especial para entreabrirse y otro para abrirse totalmente. Algunas de esas ventanas comienzan a abrirse en el seno materno; la mayoría con ocasión del nacimiento, y otras en los primeros años de vida. En general, están totalmente abiertas entre los dos y los dieciséis años de vida, pero después se cierran un poco y se vuelven a cerrar hacia los sesenta años. Por esto, es importante el estímulo durante la infancia.

En un recién nacido, los dos hemisferios del cerebro aún no están especializados. Eso irá ocurriendo lentamente hasta los cinco años, y rápidamente hasta los dieciséis años, pero de modo desigual en cada hemisferio y para cada inteligencia. Así que los dieciséis años es una edad poco adecuada para ampliar la capacidad del habla, cuya ventana presenta su mayor apertura entre los diez y los doce años, mucho menos aún para la función visual, cuyo cierre parcial se produce a los dos años. La idea de la ventana es positiva, pues si está «totalmente abierta», tenemos un gran momento para su estímulo; si está parcialmente cerrada, el estímulo es válido, pero el aprendizaje será un poco más difícil.

6. ¿Qué son inteligencias múltiples?

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