Y recogen una flor en nuestro jardín.
Y no decimos nada.
En la segunda noche,
Ya no se ocultan:
Pisan las flores,
Matan a nuestro perro,
Y no decimos nada.
Hasta que un día
El más débil de ellos
Entra solo en nuestra casa,
Nos roba la Luna y,
Conociendo nuestro miedo,
Nos arranca la voz de la garganta.
Y porque no dijimos nada,
Ahora ya no podemos decir nada.
Vladimir Miakovsky
(Ruso)
Si consideramos que el gesto de indisciplina que “pasamos por alto” es “la primera flor” recogida y no decimos nada, después todo será más difícil.
6. El caso de la profesora Rosa
Volver a La Indisciplina en el Aula