Realismo incisivamente rural
En la primera parte se presenta a Pepe, un líder comunitario, junto
a Ángela, su mujer, y sus hijos preadolescentes, Pepito y Juan, el
enfermizo primogénito, quienes moran en El Pino, una aldehuela rural enclavada
en la Región Norte de la República Dominicana; con ellos, una mula llamada
la Mañosa, venerada como patrimonio familiar. Tras una intensa jornada
comercial, Pepe llega con provisiones desde la ciudad confirmándole a sus
vecinos (Dimas, Mero, y Simeón, el alcalde) los rumores de que se está
fraguando una revolución de campesinos para impedir el paso del ejército gubernamental
a zonas aledañas. Con cada ida al pueblo, crece la incertidumbre de su
regreso, puesto que en cualquier momento se espera el estallido de la rebelión.
En una ocasión, de vuelta al Pino, Mero y Pepe son interceptados por un
grupo de rebeldes armados, que los confunden con invasores, aunque luego
son reconocidos como lugareños, permitiéndoles el acceso. Fello Macario,
proclamado general de las fuerzas revolucionarias, le advierte a Pepe del
peligro que se avecina y empieza a enlistar hombres que se sumen a la
causa. Dimas se queja de que a sus hijos los reclutó el gobierno y teme
por sus vidas. Una tarde, todos se escandalizan con los disparos cercanos
de una violenta persecución en contra de José Veras, un conocido bandido,
que escapaba gravemente lastimado de los agravios de una apuesta
fraudulenta, refugiándose en casa de su compadre Pepe, quien le acoge, en
tanto se recupera de su herida mortal. Hasta que llegó la guerra. Personas
que huían a las lomas aseguraban haber visto la masacre en el pueblo por
parte del ejército, anunciándose así, la derrota de la Revolución. De
noche, en tanto que Pepe y familia se guarecían del tiroteo encerrados en
casa, brindaron auxilio a un recién baleado. Poco después, aparece Fello
Macario, quien pide prestada la Mañosa para emprender la retirada,
acompañado de José Veras, ya recuperado.- Segunda parte (ADVERTENCIA: AVISO DE SPOILER)