4.2. El profesor y su conducta

Existen médicos, choferes, mozos farmacéuticos y dentistas mal preparados. Profesores también. Si el resultado del trabajo es más o menos el mismo, sin embargo, las diferencias son enormes. Resulta muy grato el trabajo de capacitación con profesores mal preparados que tuvieron el valor de asumir que necesitaban aprender.

Las propuestas que se presentan más abajo son muy importantes para los que quieran la transformación, aunque naturalmente, deben ser adaptadas a la realidad de modo que puedan realmente sentirlas como propias.

Por ejemplo:

• ¿Cómo es la asistencia y puntualidad del profesor?


No existe factor más determinante para despertar la indisciplina que un profesor que entra en el aula “cuando los alumnos pensaban que ya no venía”. Cuando los alumnos se habitúan al retraso del profesor, o a sus ausencias, la espera es siempre oportunidad para la charla, el desorden, “la fiesta”…

En estos casos, la llegada del profesor desencadena la frustración, y esta contiene la indisciplina.

• ¿Cómo se estructura la clase?

¿Existe un plan de clase? ¿El nuevo contenido que se está presentando tiene relación con el que se presentó antes? ¿Se emplean diferentes técnicas pedagógicas? Si la respuesta es “no”, si la clase es nada más que un discurso improvisado, sin contexto, la indisciplina es inevitable.

El interés nace de la coherencia, y la coherencia incluye la estructura de la clase, con sus pasos claros y exigencias claras.

• ¿De qué modo se resuelve la indisciplina?

¿Todos los límites de lo que se puede y no se puede están claros? ¿Se habló de las “normas de la clase”, y estas fueron consensuadas? ¿Saben por qué pueden recibir una sanción?

Enseñar no es fácil, y educar más difícil todavía; pero quien no define límites no enseña ni educa; estos son los que construyen democráticamente las líneas de lo que está permitido y lo que no.

• ¿Cómo se organiza el espacio en el aula?


¿Cada alumno se sienta donde quiere? ¿Tira la mochila en el camino que más le gusta? ¿Estira la pierna hasta el cuello de los de en frente? ¿El profesor hace esto mismo en el aula?

Desorden en el aula es lo mismo que desorden en la cabeza y en el desorden está la indisciplina.

Un aula con lugares definidos y organizados, y modificados en consenso siempre que sea necesario, constituye un factor central de la buena disciplina.

Si los dos primeros focos de incendio fueron ampliamente dominados, el tercero parece provocar tanto miedo que se vuelve preocupante, pero posee soluciones previsibles. Pero deben ser adoptadas antes de que el problema se manifieste.

4.3. Los alumnos y su desorden

5. Lo que puede enseñarnos esta poesía

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